En algun tiempo (mayormente cuando rondábamos los 18) fuimos poetas. Atesorábamos en papelitos cada palabra, cada frase era sospechada de genialidad, cada verso era original y único. Creíamos que el mundo debía saber de nuestro amor, de nuestra pasión, de nuestra rebeldía. Algunos, mas o menos, llegamos a publicar en alguna revista felizmente olvidada.
Hoy somos bloggers, y las cosas cambiaron. Ya no guardamos papelitos.
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