Después de dos horas de espera, la niña hizo una pirueta que le dolió, y yo la revisé a ver como lo tenía: más hinchado que de costumbre, y dolorida. Sigo esperando con la niña a upa, quejándose.
Media hora después, entramos, y la doctora la revisa: Nada.
La palpa, la amasija, la aprieta: Nada. Ni un quejido. La mujer me mira como diciendo ¿para qué viniste?. Mi hija me mira divertida.
Supongo que por no llevarme la contra, y para que no me sienta mal, me dice que para estar mas tranquilos podríamos hacerle unos análisis... en fin.
Los que somos técnicos a domicilio, o soporte técnico en algún lado (ambos mi caso) hemos escuchado la frase "es como cuando llevás al nene al doctor con fiebre, y cuando llegas no tiene nada". Sucede con máquinas que no prenden, programas que no abren, hojas de cálculo que no calculan y formularios web que no se envían.
Pero en nuestro caso, las causas están más alejadas de lo mágico. Existe una explicación que funciona para casi todos esos casos:
Cuando el técnico está presente el usuario, buscando reproducir el error, piensa en lo que está haciendo.
Y entonces el error no aparece, por supuesto.
Piensa. Es decir: no aporrea el boton de encendido como para trabarlo, saca los diskettes y/o pendrives para encender la máquina, lee los formularios que rellena o escribe bien las fórmulas que quiere calcular. El tecnico hace que el usuario piense. Y en estos días, no es poco logro.
De todos modos conviene, para los que son técnicos, no divulgar el secreto. A nadie le viene mal un cierto aire sobrenatural.
2 comentarios:
Cuanta verdad... Yo siempre creí que era algún tipo de campo de energía que tenemos los técnicos el cual hace funcionar correctamente las cosas ante la proximidad al equipo :P La verdad nunca me había detenido a pensar en el por qué de la cuestión pero puede ser que tengas razón. Lo más triste es que pasa mucho más seguido de lo que uno quisiera. Nunca dejaremos de escuchar "te juro que antes no andaba".
Saludos.
Ay, qué cosa, cuánta razón...
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